—Su caballo está con un virus y es necesario administrarle este medicamento por tres días consecutivos; luego de los tres días veremos si ha mejorado. Si no lo ha hecho entonces, no quedará más remedio que sacrificarlo. En ese mismo momento el cerdo escuchaba la conversación de los dos hombres. Al siguiente día le dieron el medicamento al caballo y, cuando se fueron, el cerdo se acercó al corcel y le dijo:
—¡Fuerza amigo! Levántate de ahí, si no, vas a ser sacrificado.
Al segundo día le dieron nuevamente el medicamento y, cuando se fueron, el cerdo se acercó y le dijo:
—¡Vamos mi gran amigo! Levántate, si no, vas a morir, vamos ¡yo te ayudo! Al tercer día le dieron el medicamento y el veterinario dijo:
—Probablemente vamos a tener que sacrificarlo
mañana porque puede contagiarles el virus a los demás caballos. Cuando se fueron el cerdo se acercó de nuevo y le dijo:
—¡Vamos amigo, es ahora o nunca! Ánimo... fuerza... Yo te ayudo... Vamos... un, dos, tres... despacio... ya casi... eso... eso... ahora corre despacio... mas rápido... fantástico... corre... corre... ¡Venciste campeón!...
En ese momento llega el dueño del caballo, lo ve corriendo y dice —¡Milagro! ¡El caballo mejoró... hay que hacer una fiesta!... ¡Vamos a matar al cerdo para festejarlo!
¿Cuántas veces en las empresas no se valora el esfuerzo de muchas personas cuyo apoyo pasa inadvertido y a veces son sacrificadas?
¿Hoy en día el triunfó es de uno solo, o es el resultado del trabajo de un equipo?
pobre cerditoooo!!
ResponderEliminarbonita fabula
ResponderEliminarHAY POBRE CERDIITO pero bn lo dice el dicho con el bien que se hace con el ,mal se paga
ResponderEliminarnadie sabe para quien trabaja, muy mal el dueño :(
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